lunes, 15 de julio de 2013

Selección de poemas de Dionisia García. Dossier Dionisia García: Señales de una escritura poética luminosa/14




                                       TRECE POEMAS DE DIONISIA GARCÍA                 

Con esta entrega, la catorce, del dossier dedicado a la Dionisia García, nos despedimos en en este blog hasta septiembre. Hemos pedido a la poeta una breve antología de su obra poética, que amablemente ella nos ha enviado: trece poemas, que jalonan su obra publicada, en los que se incluye un texto inédito, junto con unas notas a modo de poética: Oficio de escribir. Confiamos que nuestros lectores se animen a la lectura, en la revista Ágora, del conjunto del dossier, en el que han colaborado más de treinta autores. 



SELECCIÓN DE POEMAS DE DIONISIA GARCÍA

(1)
                                 de  El vaho en los espejos (1976)


HABRÁ LILAS

Tiemblo
al pensar que, algún día,
ya no veré las lilas de los huertos
y no oleré la tierra
en caricia que esponja
ni cruzaré palabras
en mañanas de sol o niebla,
hermosas e incitantes.

He visto a mis amigos;
he sentido deseos de besarlos,
de poseer su aliento,
porque más tarde no habrá besos de ahora.

No me gusta creer
que las lilas perderán su existencia
tras los velos de la noche.
Han de existir,
porque también ignoro
si, en alguna parte o cerca,
hay presencias
que no palpo
y fueron siempre.
         

(2)

                                                 de   Antífonas (1978)

SHAKESPEARE NO TUVO BICICLETA

Fue peatón de amores en Stratford,
Shakespeare no tuvo bicicleta;
levantó remolinos de tierra
en ardiente alegría
hasta cubrir distancias
y llegar a la casa
de Ana Hathaway,
que esperaba, y ofrecía el abrazo
a su fiel peregrino.
Ahora, los muchachos,
los amantes de Stratford,
van buscando en la ruta,
pero ya no hay señales:
fueron borradas por tantas bicicletas
que sólo el aire guarda
intactos los recuerdos,
palpitaciones vivas
del corazón de un joven.


(3)

                                                 de Mnmosine (1981)

MAR VIOLETA
Aquella mar violeta que Homero percibió,
¿es este mismo mar que admiraos ahora?
Sobre lechos de espuma, una franja encendida
agolpa el horizonte y traspasa los barcos.


Hemos adormecido en el manso presente,
una frágil verdad que esconde lo tangible,
y es el eco del mar, en alboroto hundido,
el que nos hace ocasos desde su firme adentro.

Espectáculo mudo anega las miradas,
las épocas remansan en un vaivén quebrado,
borrando al regresar las huellas de los ojos.

No quiero ser tortura, negaciones y llanto;
mientras nos entregamos al mar y a los colores,
me invade el sufrimiento de las cosas que acaban,
al no poder sentir esta misma hermosura
fuera de los recuerdos, que surgen ya pasado.

Otra vez el otoño trae una cinta de mar,
una advertencia intacta en los matices nuevos.

Fugaces pasajeros, abrazos de inquietud:
¿quién podrá comprender la permanente dicha,
el beso singular de la cosmogonía?


(4)
                                              
                                                 de  Voz perpetua (1982)
 PADRE
Cuántos días, cuántos caminos
brotaron de ternura
sin el abrazo apenas;
qué tropel de recuerdos,
qué reguero de vida,
qué mar de comprensiones
en el fuego amagado del recuerdo.


Estás ahí,
juntaremos cercano nuestros sitios;
la eternidad se está esenciando ahora:
la esencias tú sin angustia de tiempo.

Hecho de fuerte enebro,
materia milenaria
donde lo frágil tuerce su sonrisa;
acaeces en las mañanas frías,
en las noches inmensas
con olores de hierba
y pureza de aire;
las palabras recaen reverdecidas:
son concretas y nuevas.


Tenue brisa de rocío apretado,
amanecer tranquilo,
siempre estarás
abriendo las ventanas,
cargado de proyectos,
sin limitar espacios;
cabeza bendecida
por una nube blanca,
tranquilo declinar,
como el oro maduro de la espiga.



(5)

                               de  Interludio (de las palabras y los días) (1987)


 EL PATIO
No hallé jardines amparando la casa,
sí tiestos de geranios
en el patio blanquísimo,
y del evónimo el centenario tronco,
junto al rosal y fino jazminero.


Brillante el enlosado donde sin brío
mi niñez saltaba malhumorada y triste.

Placidez en el rostro, se dejaba entretener mi padre
por aquellas caricias vegetales,
tímido ensanche en edad confinada.

Correr de los años
asomados al aire del patio,
escenario de vivos pormenores,
siempre fugaz el paso de fortuna.



(6)

                                       de  Diario abierto (1989)


AQUELLAS NOCHES
Cuando en el automóvil paso las avenidas,
farolas y semáforos entrecruzan colores
evocando las fiestas pueblerinas, jolgorio
de unos años que ya parecen sueños.

Aquellas noches de brillos y cinturas,
por la gracia del baile y el resplandor de los rostros,
han salido al encuentro en los días de hoy, no desdeñados,
porque vivir es siempre una alegría, un don del cielo
al que a veces acude la desdicha,
pero también la luz convive con las sombras,
y una sonrisa rompe el más amargo gesto.


(7)

                                     de  Las palabras lo saben (1993)

xxxv
Los besos,
tantos ya, tan desiguales
por la ronca voz del tiempo;
la costumbre, y los labios,
de madera a veces,
otras fruto.
                    Porque el amor no pasa;
sí se torna afilado,
también sereno,
al quedarse más solo.
No tiene igual tu rostro
de las tardes:
la plaza se hace luces
por un instante;
parece que me esperas
de algún viaje
tras unas horas separados.
Después paseamos despacio,
compramos pan de avena
y las revistas,
tras detenernos
en los escaparates.
La humedad va filtrándose
a través de las ropas,
pero mayor el goce
de caminar por solitarias calles.


(8)

                                          de  Lugares de paso (1999)


ALVARADO
Quién pudiera dormir sin haber sido,
sin llevar a la noche tantas escenas muertas
que tornan nuestros sueños infelices.
Entre las limpias sábanas, el cuerpo se distiende.
Previa la oscuridad, donde se alojan
momentos y lugares, nos poseen y rompen
todas las armonías.

Esta noche de julio es Alvarado,
habitante del Bronx, quien me visita
con su angustia de una muerte temprana.
Viene, se posesiona, y punza su estilete.

Deja el lecho de ser albergue grato,
sólo desasosiego hasta el amanecer,
cuando Alvarado huye, se aleja entre la niebla,
hacia el rincón que ocupa en el recuerdo
de aquel lejano viaje.


(9)

                                         de  Aun a oscuras (2001)


EN VOZ BAJA
Me acerco a tu decir
con el deseo siempre renovado,
desde la tenue luz
de una lejana lámpara.
Vuelvo y vuelvo con mis propias respuestas,
y confundida quedo
porque no sé de mí
y aspiro a celebrar tu permanencia.

A veces me sorprendes cuando mis manos rozan
el espesor del trigo,
y el alba dice adiós a las estrellas últimas.


(10)

                                  de  El engaño de los días (2001)

ACONTECER
Pasar no es sólo ir hacia fatal destino,
es también darse cuenta
de la línea del sol en el muro encalado,
de atardeceres lentos en la ciudad que habitas.

Eres cuanto recuerdas,
sin dejar el momento presente y pasajero
que ha de instalarse luego en la memoria,
y acompañar, más tarde, hermoso y rutinario,
donde buscamos fieles las íntimas presencias:
aquella voz pausada de mi madre,
el brillo de tus ojos al decir que me amabas.

¿Todo es cierto y ha sido, o está siendo?
Sólo una luz oculta que, misteriosa, invita.


(11)

                                  de  El árbol (2007)


BÚSQUEDA DE UNAS HUELLAS
Guardaba huecos vanos una parte del tronco,
aquella más cercana al humo de la tierra.
El hombre a su cuidado quiso ver las carencias
como propio reflejo de su ya larga vida.
Detenido en el huerto, con éstas y otras cosas,
un rayo de sol fuerte abrillantaba el árbol,
y se sintió orgulloso por su trabajo fiel.
A la felicidad se unían aflicciones
de orfandades y ausencias con los ecos del luto.

Llegó el luciente mayo, y este hombre de Dios
cogería su hato para partir muy lejos.
No era buen viajero. Odiaba las esperas,
el danzar en el aire... Y los padecimientos
que conllevan los viajes, hasta los más gozosos.
Pero quería ver de dónde su progenie
para entenderse más siendo distinto.

Pidieron su apellido y datos personales;
el don de la paciencia como bien necesario
(cuando se sale al mundo que es también de los otros).
Y le reconocieron por su mirada glauca,
por cuanto los isleños tienen de fulgurante.

Al llegar a buen puerto, al cielo daba gracias
en la tierra tan viva, que besó con respeto.
Y disfrutó con júbilo su hallada identidad.

También vio un Caravaggio en San Giovanni.
¿Qué más puede pedir un mal viajero?
Malta, 1993

(12)

                                      de  Señales (2012)


SEGURIDADES
Dices que no hay respuestas,
que no has hallado aquello que buscabas.
Difícil es hacerse a la renuncia
de seguir apostando.
Con trabajo ganamos las mínimas verdades,
y nos vamos del mundo sin conocerlo apenas.
Te invade, sin embargo, esa melancolía
que traen los años últimos, cuando ya nada asombra
y vamos de regreso con cierto desencanto.
Habrás de conformarte, y contener tu orgullo
en los muchos obstáculos que conlleva la búsqueda.
Desconfía, no cedas mientras vivas.
A veces nos sorprende un bien que no imaginas,
e invade la conciencia de belleza y respeto.

Los días se detienen si te acercas
y quieres recibir lo natural que ofrecen.
Hoy esperan los bienes de la tarde
en el alto escenario de la plaza,
que colma el imafronte y su belleza.

Guarecido en la piedra, un músico sonríe.

Venturoso poder presenciar el instante,
y disfrutar con creces el milagro.
Posible que las horas te parezcan distintas,
y ayuden a templar nuestras limitaciones,
que no han de ser por ello motivo de tristeza,
más bien digna cordura en el empeño.


(13)
                                          poema inédito

OFICIO DE MIRAR
Abrir los ojos, ver aquello que otros vieron
es cuanto sé decir a tu joven edad.
No interrogues al cielo ni sufras porque ignoras.
Mirar es el encargo, y nuestra vida, breve.

Asómate a las aves, al mundo de los astros.
Nadie pudo abarcar tanto prodigio.
Del festín de las flores, ¿quién ha llegado al límite?
No dejemos atrás a los insectos con su armonía dulce,
ni árboles como hombres, que al mirarlos te miran.

Me asombra la insistencia de tus ojos
que ávidos interrogan, como si fuera fácil…

Dueña insegura soy de certezas posibles.
La belleza del mundo, su realidad palpable
me dice del secreto y despierta el impulso.
Aprecio tanto bien.
                                 Es mi mejor respuesta.

                                      

OFICIO DE ESCRIBIR


Escribir es un acto de amor, una manera de estar en la vida. Esa puede ser la causa primera y última de mi escritura. Sabemos que la dedicación requiere todo el tiempo, tiempo por el que pasamos y en él estamos inmersos. De ahí las alusiones a la temporalidad en aquello que hacemos.

Obviamente, la lectura ocupa un lugar paralelo a la escritura. De los libros decía Montaigne: «Es la mejor provisión que he encontrado en este viaje humano». He valorado, a lo largo del trayecto, algunos lectores anónimos que han querido indagar y saber más de un libro. Estos pasan a ser, con sus aportaciones, cómplices de lo escrito. Nuestro primer ejercicio mental conocido, quizá sea la lectura.

Poesía, narrativa, ensayo, aforismos, son géneros adecuados a la exigencia expresiva en tiempos distintos y, a veces, distantes. La mirada de quien escribe, la mía, es la misma, a pesar de las diferencias posibles en cuanto a expresión formal. El estilo puede estar implícito, junto a ese algo que identifica.

La creación se abastece de cuanto apreciamos, intuimos y vemos en nuestro entorno, también es una vía de conocimiento personal. Decimos, al escribir, de nuestras experiencias vitales, sin embargo, la vida es tan rica que es imposible captar todos los matices que posee, a través de la literatura, del arte…

En esta época nuestra vivimos un mundo complicado que puede desorientar, especialmente a los más jóvenes. Sabemos que el escritor, sobre todo el poeta, es selectivo, tiende a identificarse con lo más originario y permanente, mientras advierte que las etapas se suceden vertiginosas, sin el tránsito detenido que requiere el cambio.

Entre tanto, seguiré en lucha con las palabras, sin que cese el intento de comprender las variables de la vida, oscurecida sí; también luminosa y allegada en otros aspectos, que apoyan un vivir esperanzado, junto a la gratificación que supone el hecho de escritura, y la posibilidad de despertar interés o emocionar a quienes se acerquen a nuestros escritos. Poco sabemos de ellos, sí lo suficiente para correr el riesgo de mostrarlos. Natalia Ginzburg dejó escritas unas palabras referente a la escritura, con ellas quiero cerrar las mías: «Espero que no se me interprete mal: no sé nada sobre el valor de lo que puedo escribir. Sé que escribir es mi oficio».

Dionisia García

Dionisia García nace en 1929 en Fuente-Álamo de Albacete. En dicho lugar vivió hasta los diez años, para volver a él de manera transitoria; no por ello deja de advertirse en sus escritos una mirada al paisaje de su origen, al entorno natural y modos de vida. De ahí que compagine en sus libros vivencias del campo y la ciudad, junto a otras de lugares lejanos. Vive la autora en Murcia desde hace más de treinta años, en cuya Universidad obtuvo, en una etapa anterior, la licenciatura de Filología Románica.
Además de la poesía, ha cultivado otros géneros: el cuento, la novela, el aforismo y el ensayo.
En su obra es tratado el paso del tiempo de manera singular, ya que vivifica el presente y lo enriquece. También advertimos una reflexión sobre el ser humano y los acontecimientos del mundo que le ha tocado vivir y sus infortunios, insistiendo en esa poesía que ella llama “humanista”, en el sentido más cercano del ser. Sus poemas han sido incluidos en antologías y revistas fuera y dentro de nuestro país, y traducidos a varios idiomas, entre ellos el árabe y el chino. La autora ha ofrecido lecturas de sus poemas y conferencias en varias ciudades de España. Así mismo, ha participado en encuentros de poetas en Europa y América. Es miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo (Málaga). En el año 2000, la Universidad de Murcia instituyó un premio de poesía que lleva su nombre.


BIBLIOGRAFÍA DE DIONISIA GARCÍA
OBRA POÉTICA
El vaho en los espejos, Patronato de Cultura de la Excma. Diputación Provincial, Murcia, 1976. Prólogo de Miguel Espinosa.
Antífonas, Gráficas Muelas, Murcia, 1978. Prólogo de Francisco Alemán Sáinz.
Mnemosine, Adonais, Rialp, Madrid, 1981.
Voz Perpetua, Málaga, 1982. Edición no venal.
Interludio (De las palabras y los días), Col. El Bardo, Los Libros de la Frontera, Barcelona, 1987. Prólogo de Manuel Mantero.
Diario abierto, Trieste, Madrid, 1989.
Las palabras lo saben, Renacimiento, Sevilla, 1993.
Tiempos del cantar (Poesía 1976-1993), Col. El Bardo, Los Libros de la Frontera/Editora Regional de Murcia, Barcelona/Murcia, 1995. Estudio preliminar de Ana Cárceles, Epílogo de Miguel Espinosa.
Lugares de paso, Renacimiento, Sevilla, 1999.
Aun a oscuras, I Quaderni della Valle, Levante Editori, Bari (Italia), 2001.
El engaño de los días, Tusquets, Barcelona, 2006.
L´Albero (El árbol), Levante Editori (I Quaderni di Abanico), Bari (Italia), 2007.
Cordialmente suya (Antología 1976-2007), Renacimiento, Sevilla, 2008.
Señales, Renacimiento, 2012.
OBRA EN PROSA
Antiguo y mate (Relatos), Ed. Regional de Murcia, Murcia, 1985. Prólogo de Antonio de Hoyos.
Ideario de otoño (Aforismos), Ed. Caja de Ahorros de Alicante y Murcia, Alicante, 1987. Segunda Edición aumentada, Diputación de Albacete, Albacete, 1994. Prólogo de Carlos García Gual.
Larga despedida, Vida y obra de Enma Egea, Ed. Fundación Emma Egea, Cartagena, 1995.
Imaginaciones y olvidos (Relatos), Huerga y Fierro, Madrid, 1997.
Voces detenidas (Aforismos), Renacimiento, Sevilla, 2004.
Páginas dispersas, Ediciones Tres Fronteras, Murcia, 2008.
Correo interior, Renacimiento, Sevilla, 2009.
El caracol dorado, Renacimiento, Sevilla, 2011.

ÁGORA DIGITAL JULIO 2013






3 comentarios:

  1. Agradezco. No conocía la poesía de Dionisia García. Una bella poesía. Esa poesía impregnada de cierto lugar místico. Nada confusa, nada hermética. Eso atemoriza. Saludos a Dionisia García.

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  2. Gracias, poeta, Samuel Bossini, por tu comentario, le transmitiré tus saludos a Dionisia.
    abrazo para Argentina

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