jueves, 30 de mayo de 2013

Traducir a Dionisia García. Por Emilio Coco.

                                                                                          Emilio Coco, traductor de Dionisia

DOSSIER/ 6
DIONISIA GARCÍA: SEÑALES DE UNA ESCRITURA POÉTICA LUMINOSA 

 

                                TRADUCIR A DIONISIA GARCÍA

                                              Por Emilio Coco 

 


Conocí a Dionisia García a través de mi hija Lucía que vive en Murcia desde hace unos veinte años. Había leído algo de su producción poética gracias a los envíos que desde Madrid me hacía puntualmente Luis Jiménez Martos que por aquel entonces dirigía la colección Adonais en donde la poetisa de Fuente-Álamo había publicado su Mnemosine (1981). Publiqué mis primeras traducciones sueltas de su poesía sólo en junio de 1998, en la revista “Hyria”, bajo el título “Se il mare qui arrivasse, possibile la gioia”, no me acuerdo si antes o después de conocerla personalmente. Cuando la conocimos, Dionisia nos transmitió a mi esposa Erminia y a mí una sensación de serenidad y de familiaridad como si nos conociéramos desde siempre. Es imposible sustraerse al encanto de esta señora con el rostro de una belleza reposada, con unos modales elegantes y delicados, dispuesta a escuchar y amable al proponer o sugerir.
A partir de entonces empecé a ahondar en su poesía gracias a sus libros que me enviaba a Italia a medida que se iban publicando o que me regalaba en mis varias estancias en casa de mi hija.

Ahora recibo una invitación de Fulgencio Martínez a colaborar con una breve aportación sobre la obra de Dionisia, que formará parte, junto con otros artículos, de un vasto dossier que se está preparando para la revista “Ágora”. Confieso que mi primera tentación ha sido renunciar porque no me considero un crítico, pero no se le puede decir que no a Dionisia. Así que mi intervención quiere ser más bien una reflexión sobre mi trabajo de traducción, porque me siento más a gusto en esta tarea. Sin contar las muchas publicaciones en revistas y antologías, hasta la última Poeti spagnoli contemporanei (2008), he publicado hasta ahora dos libros de sus poemas traducidos al italiano: Anche se al buio (I Quaderni della Valle, Bari, 2001) y L’Albero (I Quaderni di Abanico, Bari, 2007).

¿Por qué he traducido a Dionisia García? Ante todo porque la de Dionisia es una de las obras cumbres de la poesía española contemporánea y luego porque, al leer sus versos, me ha cautivado con la densidad e intensidad extraordinarias de su palabra. Se percibe claramente el signo de una madurez y perfección que no atañe solo a la inspiración sino también a la textura verbal y prosódica. Puedo afirmar que su poesía ha llegado a mí como un regalo no falsificado por estereotipos y lugares comunes. Ella ha constituido para mí uno de los últimos y más queridos descubrimientos. Una poesía que quedará en la memoria de sus lectores cuando se hayan borrado para siempre las efímeras fortunas de otros poetas.

Al traducir a Dionisia he intentado permanecer fiel y próximo, en la medida de lo posible, a la forma sin traicionar excesivamente el contenido, esforzándome por remontar al espíritu que había dado vida al texto original y con la ambición de que el lector pudiera leer y gustar de aquellos poemas como si hubiesen sido escritos en italiano y no como traducciones del español; y con la secreta esperanza que encontrasen la aprobación de la autora o que por lo menos fuesen juzgados con indulgencia.

Para no ocupar demasiado espacio me limitaré a tomar en consideración sólo el libro Anche se al buio. Al traducir los 20 poemas que lo integran, he tratado de reproducir en mi lengua la extraordinaria musicalidad de sus versos. Esto no quiere decir que sea preciso alejarse del texto original. Muchas veces el ritmo y la musicalidad han permanecido intactos también con la traducción literal, precisamente gracias a la gran afinidad que existe entre los dos idiomas. Como, por ejemplo, en estos versos de “Visión esperada”:

Eran las horas calmas de la siesta
en el patio encalado;
el jazminero ofrecía su aroma.
Dormían en la casa.
Sólo yo vigilante,
y vi pasar el tiempo
con su carga de muerte:
un humo que ascendía
convirtiéndose en nada.

Y esta es la traducción italiana:

Erano le ore calme della siesta
nel cortile imbiancato;
il gelsomino offriva il suo profumo.
Nella casa dormivano.
Soltanto io vegliavo.
Vidi passare il tempo
col carico di morte:
un fumo che saliva
trasformandosi in niente.

Como se puede observar he hecho sólo pequeños cambios (la posposición del verbo al sustantivo :Dormían en la casa = Nella casa dormivano, el verbo “vigilar” en vez del adjetivo “vigilante”, el punto en vez de la coma) que no alteran en nada el metro y la musicalidad del poema: Como en español también en italiano se han conservado los dos endecasílabos (Erano le ore calme della siesta; il gelsomino offriva il suo profumo) y los siete heptasílabos). 

Otras veces los cambios son más evidentes y he tenido que sacrificar alguna palabra, forzar el sentido con tal de no rebajar la métrica. A la pedante adhesión mimética he preferido una infidelidad armoniosa. Las dificultades que plantea la traducción del español al italiano derivan precisamente de la gran semejanza entre los dos idiomas que, lejos de facilitar la empresa, se vuelve un impedimento y obliga al traductor a elegir, anteponiendo la musicalidad a la literalidad.

He aquí un ejemplo de traducción que me ha obligado a alterar la estructura del poema y a organizarla de una manera distinta. Se trata del poema “El sol de la viña”. Aparte de algunos cambios o reajustes (“Cresce il tempo, lo sento quasi in gola”” en vez de la traducción literal “Cresce il tempo, quasi arriva in bocca”) o la supresión de alguna palabra: “che io sappia come il sole della vigna” en vez de “per sapere, infine, come il sole della vigna”, he tenido que sustituir un endecasílabo por un alejandrino y un heptasílabo por un endecasílabo (más que la oculta luz, tan deseada=più dell’occulta luce, così desiderata; ahondar en la pasión=scavare fino in fondo alla passione). La versión literal hubiera sido un desastre desde el punto de vista del metro y de la música.

El traductor, dice el poeta Luciano Erba, es un “bricolador”. El bricolador-traductor nunca sabe lo que acabará haciendo, actúa por tentativas, interroga las cosas. 

El traductor maneja una materia difícil, ajena, impracticable y trata de hacerla suya, de domarla de algún modo, de restituir a la sustancia que tiene en las manos aquella forma que se le ha escapado porque se vale de una lengua distinta.

A mi parecer, el trabajo del traductor se parece a un puzzle muy particular, consistente en recomponer de una manera no siempre necesariamente igual a la original la imagen despedazada, aunque esté obligado a utilizar los mismos minúsculos fragmentos que la componían. 

Otras veces, no sólo hay cambios de métrica sino que hay palabras que en la traducción se desplazan de un verso a otro, y adjetivos que acaban por calificar a sustantivos distintos en los dos idiomas (del espacio feliz del abandono= lo spazio /dell’abbandono dolce) como en el poema “Aceptación del silencio”, del que transcribo la primera estrofa:

El despertar es siempre una manera
de advertirnos a tiempo, y evitar la locura
de ese primer instante que descubre
desvanecidos sueños, y nos priva
del espacio feliz del abandono.

La traducción italiana dice así:

Sempre il risveglio è un modo di avvertirci
in tempo, ed evitare la follia
di quel primo momento che rivela
svaniti sogni e ci sottrae lo spazio
dell’abbandono dolce.

¡Un verdadero rompecabezas! Y a veces, para que el juego salga bien, hace falta armarse de una paciencia infinita.
                                   


Algunos ejemplos de traducción

De: Anche se al buio

ANCHE SE AL BUIO

Vanno così le cose al passo con i giorni:
vigile nella pena, la morte sempre in fondo.
Il lavoro distrae e fa dimenticare.
C’è forse un altro modo per sopportare il peso?
Accompagnata o sola, aperta la ferita,
con l’immensa pazienza di cercarti,
di scrutar la tua voce e il tuo mistero.

Come l’innamorato, se mi accosto a me vieni
fuggi se mi distraggo e ostinata ripeto
il rimprovero e il dubbio. Tutto è vano.
Vinci Tu alla fine e anche se al buio
la tua assenza mi tiene compagnia.


CAMMINARE CON L’INCERTEZZA

Se potessi tornare al primo istante
al risveglio delle presenze lieve
al grido che evitare allor non seppi,
ai goffi errori.

Se potessi tornare all’ardua mia scommessa
con la stessa emozione,
fuori di me sarebbe l’addensarsi del tempo,
le ferite palpabili.

Tanto m’incurva il peso
che più non so se posso,
e non vorrei essermi sbagliata.

Il rischio è una luce,
e preferisco stare con esso nel segreto
di una stanza che mai nessuno ha visitata.


VEDERE

Vengo senza conoscerti, entro nelle assemblee.
Vorrei la stessa fede
di Teresa e Giovanni della Croce,
ma in me il vedere è sopra ogni altra cosa,
non so nemmeno se possiedi un volto
e se potrei poggiare sulla tua guancia un bacio.

Difficile è procedere al tuo fianco,
volgo indietro lo sguardo nel caso tu mi segua,
non seppero vederti i miei occhi distratti.


GAUDIO INATTESO

Nella città splendeva la mattina.
Le tegole dell’abside barocco
sembravano di vetro sotto il sole.
Entrai in chiesa e vidi la Madonna.
Si stava bene lì:
quieta la luce, i fiori,
e quell’impronta antica delle cose
che scorre in permanenza.

Invitava l’istante
a un rilassato andare, e mi lasciai guidare
da un sentimento estraneo ad altro sguardo
che non fosse abbandono.

                        Traducciones de Emilio Coco

  
EMILIO COCO nació en San Marco in Lamis (Foggia, 1940), es hispanista, traductor y editor. Entre sus trabajos más recientes destacan: Antologia della poesia basca (Crocetti, Milán, 1994), tres volúmenes de Teatro spagnolo contemporaneo (Edizioni dell’Orso, Alessandria, 1998-2004), El fuego y las brasas. Poesía italiana contemporánea (Sial, Madrid, 2001), Poeti spagnoli contemporanei (Edizioni dell’Orso, Alessandria, 2008), Jardines secretos (Sial, Madrid, 2008), La parola antica (Nove poeti indigeni messicani) (Edizioni dell’Orso, 2010), Dalla parola antica alla parola nuova. 22 poeti messicani d’oggi (Raffaelli, Rimini, 2012). 

Come poeta ha publicado: Profanazioni (Levante, Bari, 1990), Le parole di sempre (Amadeus, Cittadella, 1994), La memoria del vuelo (Sial, Madrid, 2002), Fingere la vita (Caramanica editore, Marina di Minturno, 2004), Contra desilusiones y tormentas (Ediciones Fósforo, Ciudad de México, 2007), Il tardo amore (LietoColle, Falloppio, 2008, traducido al español, al gallego y al portugués, Premio Caput Gauri, 2008), Il dono della notte (Passigli, Florencia, 2009, Premio Alessandro Ricci-Città di Garessio, Premio Città di Adelfia, Premio Metauro, Premio della Giuria “Alda Merini”), El don de la noche y otros poemas (“Temblor de Cielo”, La Otra, Ciudad de México, 2011), Ascoltami, Signore (Edizioni dell’Orso, Alessandria, 2012, traducido al español con el título Escúchame, Señor, Mantis Ediotres, Messico, 2012) y algunas plaquettes. En 2003 el rey de España Juan Carlos I le otorgó la encomienda con placa de la orden civil de Alfonso X el Sabio.


                                 REVISTA ÁGORA DIGITAL MAYO 2013

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