POR UNA SEMIOSIS POÉTICA
Miguel Veyrat, El hacha de
plata
La Isla de Siltolá, Sevilla, 2016,
149 págs.
La poesía de Miguel Veyrat
(*Valencia, 1938) escapa a cualquier definición; la rehúye. Es precisamente esta
esencial intención lo que mueve a su autor a su insurrecta escritura. No por
capricho estético o lúdico-experimental, sino por una radical voluntad de
indagar, de arrancar sentido (nuevo) al sistema de signos de que nos valemos
para comunicarnos. Veyrat –de espíritu ilustrado y semiólogo- manifiesta su
insaciable sed de conocimiento explorando el lenguaje más allá de sus límites. Inconformista
e iconoclasta, hace de la heterodoxia su herramienta más útil para rastrear
nuevas posibilidades significativas y construir una compleja y rica semiosis, que
la voz poética reivindica para conferir al ser humano la genuina cualidad de
ser:
Creyó entonces que creía en la
li/bertad de violar el sistema/de la propia lengua. Y envolverse/con ella en la
red amarilla/de la locura. Deber innato de todo/intérprete de todo escriba/en
su quietismo estético de una/muerte en vida donde creía/ser ala y –en efecto,
no era nadie. (Tocados del ala).
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Miguel Veyrat |
Veyrat no se limita a lo
lingüístico; su semiótico proceso de escritura, reclama una libertad que lo
trasciende, incorporando a su lenguaje una tupida red culturalmente connotativa,
que, en progresión geométrica, lo hace exponencialmente fértil. La potencia
expresiva y comunicativa de su poesía es por ello inconmensurable; adentrarse
en su lectura, un reto y un placer intelectual. Poseedor de una vastísima
cultura y paladín acérrimo de una escritura auténtica, el autor teje un denso
universo semiótico que exige al lector exquisita atención y estar a la altura. No
resulta fácil. Consciente de ello, Veyrat acompaña su poemario de un aparato de
Notas Prescindibles & Alcabala de
Deudas que, cada lector se verá impelido a completar, en función de su
propio acervo de conocimientos.
Forma y fondo están en la poesía
de Veyrat estrechamente fundidos al servicio del nuevo lenguaje: el poeta gusta
de todo tipo de encabalgamiento, del uso heterodoxo de los signos de puntuación
–o de su ausencia-, algún acento donde la ortodoxia no lo permite (o su falta
donde lo exige), y entreteje en sus versos, ora parafraseando, ora aludiendo a
ellos de modo subyacente, a un innumerable elenco de referentes: Esquilo,
Séneca, Verlaine, Rimbaud, T. S. Eliot, Valdés Leal, Shakespeare, Heidegger,
Merleau-Ponty y W. Stevens, Heráclito, A. Machado, Pessoa, Cernuda, Petrarca, Gonzalo
de Berceo, V. O. Mateus, Léon Deubel, exponentes de la mitología griega o John
Cage y el conjunto rapero estadounidense Rage
against the machine… -son una pequeña muestra de una relación interminable-.
Con todos ellos Veyrat urde una red que no se agota en lo intertextual sino que
incorpora lo intercultural en el sentido más amplio:
[…] ¿Pero quién será/ese intervalo que hay
entre yo y mi?/Paso horas en desclasificar lo infinitamente/ya clasificado,
clasificables descono/cidos entre los intersticios del conocimiento. (El intervalo).
[…] Allá/donde la cuerda permanece/cortada
tras el límite de la conciencia/
Allá donde vidieron palombiellas essir de
so/la mar más blancas que las nieves/
contral cielo volar Allá donde/la sombra de
la sintaxis morfológica/nunca las pudiera alcanzar Allá en donde son/[…]. (Se embebe la
sombra mía).
Y dijo el mirlo antes de escuchar el
disparo/que el silencio no era sino el caos/
en reposo. Y la música/con la poesía y otros
dioses solamente sus/metáforas. Que la muerte nunca es/la verdadera
iniciación/[…]. (Cage against the machine version (Fake blood’s Needle drop mix)).
Los nombres mencionados (y faltan
tantos otros…) nos dan una ligera idea de los temas que aborda la voz poética,
incansable filósofo: la percepción del tiempo y su huella, la muerte, la identidad,
el caos, la belleza y la dimensión significativa del silencio. Y,
contrariamente a lo que lo dicho pudiera dar a entender, la poesía de Veyrat no
apela únicamente al intelecto, sino a lo irracional, y da poemas de
extraordinaria belleza:
Ánima como el viento rojo/de los
druidas,/daimon como el viento/de la libre palabra/
—el fuego prometeico/que ya rompe,/de la
médula mana/como del fuego interior/que avanza/desesperada hasta el sol/y
tiende el arco/de la vida por su centro,/como viento/
rojo a sus raíces —la
poesía. (Rectificando Invenies).
Un poeta indispensable.
© Anna Rossell